Y cuando crees que ya nada más podía pasar sientes esa
bocanada de aire en la nuca, inesperado, desorbitante, sorpresivo, cuando
creíste que todo impulso yacía muerto, el corazón volvió a palpitar, nunca
reviven las esperanzas, los muertos nunca se levantan… nunca el mismo fuego
vuelve a arder, sólo es esa ola de recuerdos que se aproximan a ti aunque
corras y corras logran alcanzarte atrapándote en una red hecha de hiedra, pica,
carcome… lastima, quieres huir y corres, corres a prisa, veloz, agitada,
furiosa, ansiosa, desesperada y cuando llegas al final del camino todo se
vuelve grisáceo, oscuro… extraño, inhóspito.
Con el corazón empolvado y el baúl lleno de suspiros continúas sin esperar nada sin obtener nada,
te has prometido huir y no voltear para atrás con ese miedo de quedar atrapada
en esos seductores instintos que te hacen querer regresar una y otra vez, con
esa nueva extraña fuerza decides seguir, te sacudes las cenizas, sigues tu
camino, deseando no haber vuelto jamás, de repente te detienes, dudas, tu
corazón parece que va a estallar… piensas, lames tus heridas, ves las
cicatrices, recuerdas las batallas, aquellas aguerridas y feroces batallas
donde siempre salías victoriosa de repente recuerdas aquella última que casi te
mata, paras, continúas y es entonces cuando volteas y está ahí amenazante,
observando esperando a que pises en falso, observándote con esa mirada que ya
conoces, sientes miedo, sigues pensando, dudas, vuelves a ver tus cicatrices y
decides continuar caminas, corres, te desplazas lo más rápido que puedes esta
vez sin volver la mirada atrás… crees que lo has conseguido, crees que estás
segura, crees que jamás te encontrará.
Te escondes y refugias en territorios conocidos a sabiendas
de que nunca se irá mientras tú no lo decidas, te preguntas y reafirmas, esta
vez se ha ido, permanece latente… como un cáncer de olvido, la lepra del rencor
acaba con él, mata los recuerdos y entierra las esperanzas, los pedazos de ser
yacen por todo el piso, miras, tocas, sollozas, el dolor se extingue, la
sensación de vacío te atrapa, el aire te falta, el corazón se detiene, las
fuerzas se van, prefieres extinguirte que regresar, prefieres dejarte llevar por
el hastío, te vuelves vapor, te deshaces en el aire, te vuelves invisible…
simplemente te vas y no vuelves a estar más.