Noches sudorosas, sensaciones
extrañas que van más abajo que las mariposas del estómago… palpitaciones casi al borde del estallamiento,
humedad, secrecía, intimidad, complicidad de uno o más de los que puedas llegar
a pensar, muchos puntos de partida, pocos caminos para llegar, sólo un destino
final.
Fantasías, alucinaciones
sensoriales extasiantes, recorren como electricidad cada poro del cuerpo,
emanas libido indiscriminadamente, te conduces a universos inimaginables.
Suenas a bossa nova en una noche
estrellada o a un tango en una tarde con brisa, sabes a tabaco, sabes a vino… hueles
a incienso, sentirte es como aventarse en caída libre sin paracaídas, eres como
la sensación de un lamento gitano.
Tardes tibias, noches templadas,
tu imagen ahí, la tuya también… y tú ¿te
preguntas si estás tú?, también lo estás, armas el collage perfecto, haces embonar
las piezas de tu rompecabezas hasta crear tu híbrido perfecto, tus manos, tus
ojos, tu boca, tu esencia, partes diferentes de muchos “tú” en diferentes
versiones, con diferentes formas, sin relación alguna entre uno y otro en
diferentes tiempos, ahora ya no eres solo tú, estás formado de muchas piezas
que yo elegí no para amar, sólo para sentir, para disfrutar, para recordar ese
sabor a cítricos estridentes, ese vuelo entre ráfagas de viento, mis malos
pensamientos suben de color, de tono, la intensidad aumenta conforme te alejas,
no me interesas tú, me interesa no lo que te llevas sino lo que dejas, me
interesa el nuevo tú que he creado y que espero nunca encontrar… opuesto a ti,
diferente, excitante, nuevo…
Te inventé como la más cruel de
mis ironías, como la mejor de mis autoflagelaciones, como mi mejor castigo,
como mi peor enseñanza, como mi mejor amante… como lo mejor de lo peor.
Y de repente me conduces por
caminos diferentes, llenos de luciérnagas, de aire tibio, tocas aquí, tocas
allá… las sensaciones son tan diferentes que podrían describirse como nuevas,
tu dibujas el mapa para llegar como un laberinto, entre más tardes en encontrar
la salida, mejor, entre más te tardes para llegar, es mejor, busco… doy vueltas
repaso los mismos lugares una y otra vez intencionalmente.
Te conjugo en 100 tiempos
diferentes, te vuelvo un universo de posibilidades, te tomo, te dejo, te uso,
te desecho… te vuelvo a tomar a mi total conveniencia, finalmente yo te he
creado, yo te doy forma, mis malos pensamientos se vuelven tu estructura… mis
malos pensamientos te crean, mis malos pensamientos te destruyen.
Cuando por fin exhausta yaces en
tu cómplice lecho, vuelves a pensar una y otra vez cuanto lo mereces, cuanto lo
necesitas, cuanto más puedes dártelo sin la menor culpa, sin el menor reparo,
con la mayor libertad, tus malos pensamientos te conducen…
Y tú… ¿Pides permiso a tu conciencia para tener
malos pensamientos?
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